A veces no podemos o no queremos llevar a los niños a un viaje. Ya sea porque alguno de los miembros de la pareja tenga un viaje de trabajo y el otro lo pueda acompañar, o simplemente por el placer de tomarse unos días para estar solos, hay ocasiones en que los niños quedan en casa. Para hacer esto más fácil para ellos y para nosotros, hay algunos truquitos y consejos que ayudan mucho.
En primer lugar, si los niños son pequeños, lo ideal es que queden en casa. Extrañan mucho menos entre sus cosas. Si tenemos una persona que los cuida habitualmente mientras trabajamos, excelente. Pero mejor aún, además de esa persona, es dejar a un familiar de toda nuestra confianza y de los niños. Una abuela, una tía, una amiga; alguien que se entienda bien con ellos. Esto le da respaldo y mayor tranquilidad a la persona que generalmente los cuida.
Salir de vacaciones sin hijos
Antes de irnos debemos dejar la compra hecha y el menú previsto para todos los días que dure el viaje. En un lugar muy visible, los teléfonos del pediatra, servicio médico y todas las formas de contactarnos a nosotros y otros familiares que pudieran ser necesarios en caso de emergencia.
Los niños deben continuar su rutina sin cambios. Eso no evita que previamente les hagamos planes divertidos para el fin de semana, como combinar previamente alguna ida al cine o paseo con amigos. Hablar antes todo sobre esas salidas, y prever la visita de algún amigo, pero aclarando que sólo se hará lo que ya quedó pactado, para no complicar a quienes quedan a cargo de los niños.
Viajar sin los niños
Una buena idea es dejar una bolsa para cada uno de los niños, con regalos de pequeño valor, uno por cada día de nuestro viaje. Cada noche, después de cenar, sacan, sin mirar, un regalo. Cuando se terminaron, ya vuelven los papás. No sé si un psicólogo aprueba este truco, pero funciona y les divierte. Lo que dejamos son cosas pequeñas: lápices de colores, golosinas, etc. Todo bien empaquetado de a uno.
Llamarlos con regularidad, hablar mucho antes de irse, sobre todo mencionando cosas de la vuelta, no llevarlos a despedirnos, traer regalitos que muestren que pensamos en ellos contribuyen a que la experiencia sea exitosa.